Gracias a los avances tecnológicos, especialmente en medicina, actualmente las personas viven más tiempo y trabajan hasta edades más avanzadas. Sin embargo, son pocas las organizaciones que enfrentan los desafíos que acarrea una mayor longevidad.
Si la esperanza de vida continúa creciendo de dos a tres años cada década (tal como lo ha venido haciendo los últimos 150 años) un niño de primer mundo nacido en 2007 tendrá más de un 50% de probabilidad de vivir más allá de los 100 años.
Existe la conciencia de que el creciente aumento de longevidad tendrá implicaciones importantes sobre cómo las personas administran sus carreras. El aumento de la esperanza de vida significa que juntar el ahorro requerido para proporcionar un ingreso razonable para una jubilación a los 65 años es cada vez más complicado.
Los expertos predicen que, dado el nivel de ahorro en las economías avanzadas, muchas de las personas que actualmente tienen 20 años (los cuales podrían vivir hasta los 100 años) necesitarán trabajar hasta los 70, e incluso, hasta los 80 años.
En todo el mundo, las personas son cada vez más conscientes de que sus vidas laborales se alargarán, sin embargo, se sienten frustradas por su contexto de trabajo.
Aunque las personas saben que sus vidas y carreras deben de ser reestructuradas, las empresas no están preparadas. Las corporaciones han sido inconscientes en su reacción a la longevidad. Así que, mientras algunos ejecutivos sólo están entusiasmados por aprovechar el poder adquisitivo de las personas mayores de 60, otros han tomado en cuenta los desafíos que la longevidad les brinda a sus fuerzas laborales.
FUENTE: The 100-Year Life: Living and Working in an Age of Longevity (Bloomsbury, 2016).