La capilla sixtina

La Capilla Sixtina es una de las capillas del Palacio Apostólico en la Ciudad del Vaticano, donde se encuentra la residencia oficial del papa. Originalmente funcionó como la capilla de la fortaleza vaticana y era conocida como Cappella Magna.

Su nombre viene del papa Sixto IV quien ordenó su restauración entre 1473 y 1481. Desde ese entonces esta capilla ha servido para celebrar actos y ceremonias papales.

Durante el pontificado de Sixto IV, un grupo de pintores renacentistas fueron llamados para realizar trabajos en la capilla, entre ellos Sandro Botticelli, Pietro Perugino, Pinturicchio, Domenico Ghirlandaio, Cosimo Rosselli y Luca Signorelli. Se realizaron dos series de paneles al fresco, uno sobre la vida de Moisés a la izquierda del altar y otro sobre la vida de Jesucristo a la derecha.

Estos paneles estaban acompañados por los retratos de los papas que habían gobernado la Iglesia hasta ese entonces. Las pinturas fueron terminadas en 1482, y con motivo de la festividad de la Asunción, Sixto IV celebró la primera misa en la capilla consagrándola a la Virgen María.

Por encargo del papa Julio II, Miguel Ángel decoró la bóveda de la capilla, todos los frescos del techo de la Capilla Sixtina son obra de este genial artista que tardó cuatro años en terminar el trabajo, desde 1508 hasta 1512, creando una obra de arte sin precedentes que cambiaría el curso del arte occidental.

Años más tarde, entre 1536 y 1541, pintó El Juicio Final en la pared del altar, para los papas Clemente VII y Pablo III.

Más de 500 años después, los frescos de Miguel Ángel con su extraordinaria complejidad iconográfica, siguen atrayendo una multitud de visitantes y son considerados una de las obras cumbre de la historia de la pintura.

 

Actualidad de la Capilla Sixtina

 

Actualmente la Capilla Sixtina es la sede del cónclave, la reunión en la que el Colegio Cardenalicio elige al un nuevo papa.

La fama de la Capilla Sixtina se debe principalmente a su espectacular decoración al fresco, sobre todo a la bóveda y a la pared detrás del altar con El Juicio Final, dos obras realizadas por Michelangelo entre 1508 y 1512.

La restauración realizada en la Capilla Sixtina durante la década de 1990 demostró el increíble dominio técnico de este artista y pintor quien no contó con ayudantes para la realización de las pinturas, sino tan solo se apoyó en algunos obreros encargados de la preparación del techo.

El gran tamaño de las figuras y la dificultad de aplicar la pintura siguiendo la curvatura de los techos han convertido a este fresco en una creación única y excepcional.

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