El ámbar es una piedra de origen vegetal, la cual está formada por una resina fósil endurecida por el tiempo y los procesos geológicos que se origina a partir de árboles coníferos prehistóricos.
A medida que estos árboles liberan resina, esta va solidificándose con el paso del tiempo, hasta convertirse en ámbar. Se presenta en una amplia gama de colores, desde el amarillo pálido hasta el naranja intenso e incluso el verde.
Este material ha sido apreciado por su belleza y rareza a lo largo de la historia, y se ha utilizado en la fabricación de joyería y objetos ornamentales.
Esta resina tan preciosa sé forma por tres fases, cada una marcada por transformaciones únicas que definen las propiedades del ámbar final, como son las siguientes:
• Exudación de Resina
El proceso comienza con la exudación de resina a partir del árbol conífero, en respuesta a lesiones o condiciones ambientales adversas.
• Fosilización Lenta
La resina se fosiliza gradualmente a lo largo de un período de millones de años, con cada etapa preservando particularidades únicas del proceso.
• Mineralización Final
La resina fosilizada experimenta un proceso de mineralización que la convierte en una sustancia sólida, conocida como ámbar. Este material se caracteriza por su brillo y transparencia.
Este se encuentra en depósitos naturales, a menudo asociado con sedimentos terciarios y otros materiales fósiles. El ámbar también puede derivar de antiguos bosques sumergidos, donde la resina fosilizada emerge en áreas costeras y marinas, siendo arrastrada por las olas y depositada en la orilla.
A pesar de su antigüedad, el ámbar sigue siendo apreciado y utilizado en la actualidad, demostrando su perdurable atractivo y valor.